17/12/2010 | Massacre descoció “La Trastienda”, dedicó el show a Néstor Kirchner, presentó temas del disco nuevo y se despachó contra Duhalde. En el medio muñecos, máscaras y la extinción de cualquier frontera entre artista y público. Una fiesta del stage diving a tres cuadras de la plaza de mayo. Por: Germán Uriarte
Massacre
PortalBA.- Ponele que estás en un recital y hay un escenario que apenas supera el metro de altura, ponele que la gente se sube y le toca la panza al cantante, lo besa, le habla al oído. Ponele además que lo abrazan, que cantan junto a él, que el público se pasea por el escenario como si estuvieran en el living de su casa y se tiran de cabeza a la masa para hacer stage diving. Imaginate eso.
No.
No estás en algún garaje donde se montó un bar clandestino.
No.
No estás en ninguna fiesta privada
Sí.
La banda hace tiempo que dejó de pertenecer al under. Pero nunca se la creyó.
Es jueves. Un jueves pegajoso de diciembre y sobre la oscuridad del escenario un cartel lo afirma: estamos en La Trastienda. Falta poco para que sean las 9 y media de la noche y detrás del telón cerrado, un hombre con precisión fonoaudiológica grita
- Hey
Y se va todo al carajo. Como si hubieran inclinado el piso la gente se aplasta contra la plataforma y antes que el rebote de esa ola vuelva para atrás, ya sonaba “Nuevo Día”. Y cuando apenas terminaba, ya se escuchaban los acordes de “La octava maravilla”. Y el cantante tenía puesto un casco de soldado, una camisa escocesa por sobre una remera negra que con cada movimiento dejaba entrever un ombligo a punto de reventar.
- Yo soy Walas y estoy cada día más gordo y confundido
Amén.
Massacre eligió el reducto de Balcarce al 400 para despedir el año y la geografía no fue accidental. A tres cuadras de la Casa Rosada, aprovecharon la ocasión para presentar dos temas del próximo disco y tomar postura de la escena política actual.
- Queremos dedicarle este show al mejor presidente de la democracia Néstor Kirchner y manifestar nuestro apoyo a la viuda para el año que viene.
Dijo Walas. Y le regaló a Cristina “Maggie May”, un cover de Rod Stewart incluído en su último trabajo “El Mamut”. También se despachó por los incidentes en Villa Soldati “se viene el caos, los saqueos, las tomas, justo da la casualidad que Duhalde sale a hablar en diciembre, no?”
Histriónico, Walas sacó a relucir todo el calor de Massacre y lo puso al alcance del público. Condensó a la banda como los antihéroes del rock, pero por sobre todas las cosas demostró coherencia entre teoría y práctica. Son lo que dicen ser. No hay divismos ni histeria rock star que delimite que de allá para acá está la banda y de acá para allá está la gente. Las partes son el todo y por causa efecto el todo hace a las partes. Sencillo.
La leyenda dice que a fines de mayo del 2008 cuando lograron tocar en Obras tuvieron que hacer terapia de grupo. Quizás por alguna prenoción y –con seguridad- por experiencia de vida, Massacre volvió a rodar por lugares chicos donde no necesitan más psicología que la suya. La de los conflictuaditos.
Hubo espació para más, para una rereza, el cover de Sergio Denis “Te quiero tanto” que la banda grabó para el film “Cara de queso”. Hubo tiempo para clásicos “Tres paredes”, “From Your lips”, “Plan B”. Para que el fotógrafo que te pone el portal se suba al escenario, se saque una foto con Walas, se tire de cabeza a la gente y vuelva por arte y magia del mosh, con cara de boludo. Simulando no haber mordido la manzana que Massacre dejó sobre un Marshall para gusto y piacere de quien quisiera morderla.
Y de fondo claro, entre tanto stage diving, entre tanta conexión, entre tanta contracultura a la pleitesía de la estrellita del rock, al gordito de ojos claros, lo besaban, lo abrazaban. Cantaban con él.
Me pregunto: Qué era la histeria, que no me acuerdo.
Si alguien tiene la respuesta que me la diga.
No.
No estás en algún garaje donde se montó un bar clandestino.
No.
No estás en ninguna fiesta privada
Sí.
La banda hace tiempo que dejó de pertenecer al under. Pero nunca se la creyó.
Es jueves. Un jueves pegajoso de diciembre y sobre la oscuridad del escenario un cartel lo afirma: estamos en La Trastienda. Falta poco para que sean las 9 y media de la noche y detrás del telón cerrado, un hombre con precisión fonoaudiológica grita
- Hey
Y se va todo al carajo. Como si hubieran inclinado el piso la gente se aplasta contra la plataforma y antes que el rebote de esa ola vuelva para atrás, ya sonaba “Nuevo Día”. Y cuando apenas terminaba, ya se escuchaban los acordes de “La octava maravilla”. Y el cantante tenía puesto un casco de soldado, una camisa escocesa por sobre una remera negra que con cada movimiento dejaba entrever un ombligo a punto de reventar.
- Yo soy Walas y estoy cada día más gordo y confundido
Amén.
Massacre eligió el reducto de Balcarce al 400 para despedir el año y la geografía no fue accidental. A tres cuadras de la Casa Rosada, aprovecharon la ocasión para presentar dos temas del próximo disco y tomar postura de la escena política actual.
- Queremos dedicarle este show al mejor presidente de la democracia Néstor Kirchner y manifestar nuestro apoyo a la viuda para el año que viene.
Dijo Walas. Y le regaló a Cristina “Maggie May”, un cover de Rod Stewart incluído en su último trabajo “El Mamut”. También se despachó por los incidentes en Villa Soldati “se viene el caos, los saqueos, las tomas, justo da la casualidad que Duhalde sale a hablar en diciembre, no?”
Histriónico, Walas sacó a relucir todo el calor de Massacre y lo puso al alcance del público. Condensó a la banda como los antihéroes del rock, pero por sobre todas las cosas demostró coherencia entre teoría y práctica. Son lo que dicen ser. No hay divismos ni histeria rock star que delimite que de allá para acá está la banda y de acá para allá está la gente. Las partes son el todo y por causa efecto el todo hace a las partes. Sencillo.
La leyenda dice que a fines de mayo del 2008 cuando lograron tocar en Obras tuvieron que hacer terapia de grupo. Quizás por alguna prenoción y –con seguridad- por experiencia de vida, Massacre volvió a rodar por lugares chicos donde no necesitan más psicología que la suya. La de los conflictuaditos.
Hubo espació para más, para una rereza, el cover de Sergio Denis “Te quiero tanto” que la banda grabó para el film “Cara de queso”. Hubo tiempo para clásicos “Tres paredes”, “From Your lips”, “Plan B”. Para que el fotógrafo que te pone el portal se suba al escenario, se saque una foto con Walas, se tire de cabeza a la gente y vuelva por arte y magia del mosh, con cara de boludo. Simulando no haber mordido la manzana que Massacre dejó sobre un Marshall para gusto y piacere de quien quisiera morderla.
Y de fondo claro, entre tanto stage diving, entre tanta conexión, entre tanta contracultura a la pleitesía de la estrellita del rock, al gordito de ojos claros, lo besaban, lo abrazaban. Cantaban con él.
Me pregunto: Qué era la histeria, que no me acuerdo.
Si alguien tiene la respuesta que me la diga.
Por: Germán Uriarte